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La endometriosis es una patología ginecológica crónica e inflamatoria, de origen todavía desconocido, que se produce cuando el tejido endometrial crece fuera del útero, pudiendo desbordarse avanzando por la cavidad pélvica alrededor de los ovarios, la vejiga, el colon o el recto. Según los expertos de AGE Ginecología y Obstetricia, puede manifestarse con diferentes síntomas, como dolores, sangrado entre periodos, cansancio y fatiga, menstruaciones más abundantes o incluso infertilidad en algunos casos. Pueden aparecer también los llamados endometriomas, unos quistes que suelen presentarse sobre todo en los ovarios, aunque también pueden aparecer en otras localizaciones.
La incidencia de esta enfermedad aumenta cada día, siendo más frecuente entre mujeres jóvenes.
El endometrio es la capa más interna del útero y su función es recibir al embrión fecundado cuando se produce el embarazo, teniendo una gran capacidad de responder a los estímulos hormonales que regulan el ciclo menstrual.
La aparición de la endometriosis no se puede prevenir, pero diversos estudios han demostrado que sí podemos disminuir el riesgo de padecerla disminuyendo el nivel de estrógeno de nuestro cuerpo, así como mejorar los síntomas si ya la estamos sufriendo. Para ello habrá que seguir una dieta saludable, llevando una vida activa y realizando ejercicio de manera regular.
La alimentación juega un papel fundamental a la hora de prevenir la endometriosis. Es beneficioso consumir alimentos ricos en antioxidantes, fibra, hierro y Omega 3. También es positivo reducir el alcohol, porque inhibe la secreción de estrógenos aumentando su presencia en el organismo, así como las grasas animales y la carne roja, pues favorecerán la aparición de postaglandinas malas, responsables de los cólicos menstruales típicos de la endometriosis.
Como ya hemos mencionado, los alimentos con capacidad antiinflamatoria y antioxidante nos ayudarán a reducir los síntomas:
1. Frutos secos: nueces, pipas de girasol…
2. Verduras frescas: brócoli, coliflor, coles de Bruselas…
3. Frutas frescas, especialmente el aguacate y el limón.
4. Pescado azul: atún, caballa, sardina, salmón
5. Legumbres
6. Condimentos antioxidantes y antiinflamatorios: cúrcuma, curry, canela…
7. Aceite de oliva, sobre todo el virgen extra o AOVE
