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Tony Roberts, el actor neoyorquino que dejó una huella imborrable en Broadway y en el cine, falleció el pasado viernes a los 85 años debido a un cáncer de pulmón. Nacido como David Anthony Roberts el 22 de octubre de 1939 en Manhattan, creció rodeado de un ambiente artístico gracias a su padre, el locutor Ken Roberts, y su primo, el actor Everett Sloane. Desde joven, Tony mostró una pasión por la actuación, algo que confirmó en su autobiografía Do You Know Me?, donde escribió: “Sabía que quería ser actor antes de llegar al instituto”.
Roberts debutó en Broadway en 1962 con Something About a Soldier, pero su gran oportunidad llegó en 1965 cuando reemplazó a Robert Redford en la obra de Neil Simon Barefoot in the Park. A lo largo de su carrera, participó en 23 producciones de Broadway, incluyendo éxitos como Promises, Promises, Victor/Victoria junto a Julie Andrews, y la comedia The Tale of the Allergist’s Wife. También destacó en musicales como Sugar, basado en la película Some Like It Hot, y en la producción camp de Xanadu en 2007. Fue nominado en dos ocasiones al premio Tony, por How Now, Dow Jones en 1968 y Play It Again, Sam en 1969.
En el cine, Tony Roberts es recordado principalmente por sus colaboraciones con Woody Allen. Apareció en seis de sus películas, incluyendo Annie Hall (1977), donde interpretó a Rob, el mejor amigo del personaje de Allen. También participó en Play It Again, Sam (1972), Stardust Memories (1980), Hannah and Her Sisters (1986) y Radio Days (1987). Según su autobiografía, conoció a Allen mientras protagonizaba Barefoot in the Park, después de haber fallado en cuatro audiciones para la primera obra de Allen, Don’t Drink the Water. Allen quedó impresionado con su actuación y le dijo: “Eras genial. ¿Cómo es que eres tan mal audicionando?”.
Roberts también tuvo una destacada carrera en televisión, con apariciones en series como Murder, She Wrote, Law & Order y The Carol Burnett Show. Aunque protagonizó varias series de corta duración, como The Four Seasons (1984) y The Lucie Arnaz Show (1985), su presencia en la pantalla chica fue constante durante décadas. Su último papel fue en el remake televisivo de Dirty Dancing en 2017.
Entre sus curiosidades, Roberts era conocido por su presencia imponente y su capacidad para equilibrar la neurosis de los personajes de Allen con su propio carisma y confianza. Según el Jewish Daily Forward, su físico alto y su melena rizada eran el complemento perfecto para los personajes de Allen, haciendo que las escenas fueran más divertidas y memorables.
En su vida personal, estuvo casado con la bailarina Jennifer Lyons entre 1969 y 1975, con quien tuvo una hija, Nicole Burley, quien anunció su fallecimiento al New York Times. Roberts siempre expresó gratitud por su carrera, afirmando en una entrevista de 2015: “Tuve la suerte de vivir los últimos años de la Edad de Oro de Broadway, una época de gran calidad y convicción”.
Tony Roberts deja un legado como un actor versátil que brilló tanto en el teatro como en el cine, siendo recordado como el amigo leal en las películas de Woody Allen y como una figura clave en la historia de Broadway.
