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Hay ciudades que en Navidad se transforman, y Valencia es una de ellas. Hace unos días, mi mujer, mis dos hijas pequeñas y yo decidimos escaparnos a esta maravillosa ciudad para vivir de cerca su ambiente navideño. Lo que encontramos superó todas nuestras expectativas: luces que iluminan cada rincón, mercados llenos de vida, actividades para los más pequeños y una calidez que te hace sentir como en casa.
Llegamos en AVE a la estación Joaquín Sorolla, y en pocos minutos caminando ya estábamos en nuestro hotel, en pleno centro. Desde el primer momento, Valencia nos envolvió con su espíritu navideño. La Plaza del Ayuntamiento es el epicentro de la magia: un gran árbol de Navidad, este año dedicado a las víctimas de la DANA, se alza majestuoso junto a un tiovivo y una pista de patinaje sobre hielo. Los jardines están decorados con flores de pascua, y frente al Ayuntamiento, un nacimiento con figuras grandes atrae las miradas de niños y adultos, y acapara fotos en familia y selfies.
El paseo hacia la Plaza de la Reina es como adentrarse en un cuento. Las calles están iluminadas con guirnaldas que parecen flotar en el aire, y el bullicio de la gente crea un ambiente festivo que contagia alegría. En la Plaza de la Reina, con la catedral y la torre del Miguelete como telón de fondo, encontramos un mercado navideño lleno de productos artesanos: desde dulces típicos hasta adornos hechos a mano. Allí también hay un nacimiento precioso que nos recuerda el verdadero significado de estas fiestas.
Otro rincón que nos enamoró fue la Plaza de la Virgen, decorada con un gran árbol de Navidad que rinde homenaje a las poblaciones de la provincia de Valencia. Es un lugar perfecto para hacer una pausa, respirar el ambiente y disfrutar de la belleza de la ciudad.
Pero si hay un lugar que combina tradición, arquitectura y gastronomía, ese es el Mercado de Colón. Este edificio modernista, con sus arcos imponentes y vidrieras coloridas, es una joya en el corazón de Valencia. Durante la Navidad, se viste de gala con luces y adornos que realzan aún más su belleza. En su interior, encontramos una amplia oferta gastronómica: desde horchaterías tradicionales hasta restaurantes de autor, pasando por cafeterías, vinotecas y puestos de tapas. Además, durante estas fechas, el mercado acoge pequeños puestos navideños donde se pueden comprar productos artesanales y dulces típicos. Mis hijas quedaron fascinadas con la decoración, mientras nosotros disfrutábamos de una deliciosa horchata con fartons en este entorno mágico.
Por supuesto, no podíamos dejar de visitar el Mercado Central, otro de los grandes tesoros de Valencia. Este edificio modernista, decorado con luces y un nacimiento en su plaza central, es un espectáculo para los sentidos. Además de los productos frescos habituales, los puestos ofrecen dulces y productos navideños que te transportan directamente a la esencia de estas fiestas.
Para las familias que viajan con niños, Valencia tiene mucho que ofrecer. Nuestras hijas disfrutaron paseando por los Jardines del Turia, un enorme parque urbano en el antiguo cauce del río que atraviesa la ciudad, y en el Parque Gulliver, donde treparon, corrieron y se deslizaron sin parar. Nos quedó pendiente visitar la Ciudad de las Artes y las Ciencias y el Oceanogràfic, pero ya tenemos una excusa perfecta para volver.
Valencia en Navidad es un destino para todos: parejas, grupos de amigos y, especialmente, familias con niños. Este año, además, viajar a esta ciudad tiene un significado especial. Muchas familias que trabajan en hoteles, restaurantes, bares y cafeterías dependen del turismo para salir adelante tras los efectos de la DANA. Así que, si estás buscando un lugar donde vivir la magia de la Navidad, disfrutar de actividades para toda la familia y, al mismo tiempo, apoyar a quienes más lo necesitan, Valencia te espera con los brazos abiertos.
