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Cada 8 de diciembre, las campanas resuenan con fuerza y las flores adornan altares en todo el mundo. En Roma, el corazón de la celebración late en la emblemática Piazza di Spagna. Allí, bajo la imponente columna que sostiene a la Virgen María, la ciudad se une para honrar a la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María. Pero este homenaje no se queda en Italia: al otro lado del Mediterráneo, España se viste de gala para celebrar a su patrona.
Roma despierta temprano para honrar a María
En la Ciudad Eterna, el día comienza a las 7 de la mañana, cuando los bomberos romanos, que no han faltado a su cita como cada año, colocando flores en el brazo de la Virgen en señal de respeto y fe. Este gesto, cargado de simbolismo, recuerda a los integrantes del cuerpo de Vigili del Fuoco que tuvieron el encargo de poner en pie este monumento en 1856, diseñado por Luigi Poletti y coronado con la estatua de bronce creada por Giuseppe Obici. Este homenaje se viene realizando desde 1949.
El homenaje continúa con grupos religiosos, organizaciones civiles y hasta trabajadores de empresas municipales se acercan a lo largo del día para dejar sus ofrendas. La música de la banda del Cuerpo de Gendarmería Vaticana resuena en la plaza, mientras que entidades como la Soberana Orden de Malta y la Legio Mariae rinden tributo a María. Entre ellos, destaca el embajador de España ante la Santa Sede, quien, acompañado por grupos españoles, aporta un toque especial que conecta este homenaje romano con la devoción española.
La visita del Papa Francisco
A las 16:00 horas, la plaza enmudece. Es la hora de la llegada del Papa Francisco, quien será recibido por el cardenal Baldassare Reina y el alcalde de Roma, Roberto Gualtieri. En un gesto sencillo y emotivo, el Pontífice rezará ante la Virgen y dejará flores a sus pies. Es un momento de recogimiento, pero también de unidad, donde la figura de María se convierte en puente de espiritualidad para todos los presentes.
España y la Inmaculada: una historia de fe y cultura
Mientras Roma celebra, España vive su propia fiesta mariana. Aquí, la Inmaculada Concepción no es solo una solemnidad: es un pilar de su identidad. Patrona de España y del Arma de Infantería, su devoción se arraigó profundamente desde el Milagro de Empel en 1585, cuando un ejército español, rodeado y sin esperanza, obtuvo una victoria milagrosa tras encomendarse a la Virgen.
Mucho antes de que el dogma de la Inmaculada fuera proclamado por el Papa Pío IX en 1854, España ya defendía con fervor esta creencia. Reyes como Felipe IV y Carlos III promovieron su culto, y artistas como Murillo y Zurbarán inmortalizaron su figura en obras que hoy son emblemas del arte universal.
El 8 de diciembre, procesiones, himnos y flores llenan las calles de ciudades y pueblos españoles, reflejando un amor inquebrantable por la Virgen.
