Durante la Cuaresma, los Viernes de Ayuno y Abstinencia eran días de especial penitencia en la tradición cristiana. En este contexto, la Bula de la Santa Cruzada adquiría un significado relevante al ofrecer indulgencias a aquellos que participaban en las Cruzadas o contribuían económicamente a su financiación.
La Bula de la Santa Cruzada, emitida por el Papa de la Iglesia Católica, otorgaba perdón de ciertos pecados y garantías espirituales a quienes se comprometían con la empresa de las Cruzadas, que eran expediciones militares y religiosas para recuperar Tierra Santa y defender el cristianismo.
Durante los Viernes de Cuaresma, este documento ofrecía una oportunidad única para aquellos que participaban en el ayuno y la abstinencia, permitiéndoles obtener indulgencias que aligeraban su carga espiritual. Esta conexión entre la Bula de la Santa Cruzada y los Viernes de Cuaresma reflejaba la importancia de la penitencia y la búsqueda del perdón durante este período de preparación para la celebración de la Pascua.