El precio del aceite de oliva ha mostrado un descenso notable tras alcanzar su máximo histórico en abril. En algunos casos, esta bajada ha llegado al 12%. No obstante, por el momento, estas reducciones de precio son ofertas puntuales de los supermercados. A pesar de ser coyunturales, estas ofertas representan una valiosa oportunidad para los consumidores, que esperan una reducción más sostenida en el precio del aceite de oliva a medio plazo.
En internet podemos encontrar diferentes comparadores de precios del Aceite de Oliva, que nos indican cuáles son las marcas que más barato ofrecen el llamado oro líquido. Por ejemplo, en precioaceitedeoliva.com podemos encontrar una comparación actualizada, que se basa en el precio del Aceite de Oliva en los diferentes sitios web de e-commerce, de las cadenas de supermercados más grandes. Según esta web, a día 10 de junio de 2024, la clasificación por precio es la siguiente:
Marcas de Aceite de Oliva Virgen Extra (AOVE) más baratas:
1. Aceite de oliva virgen extra CARBONELL botella de 1 l.: 8,18€ (Alcampo)
2. Aceite de oliva virgen extra Carrefour 1 l.: 8,49€ (Carrefour)
3. Aceite de oliva virgen extra Hacendado 1 l.:9,25€ (Mercadona)
Otros comparadores:
Existen otras páginas web que nos ofrecen los precios actualizados de los productos, como por ejemplo Komparing. En esta web podremos encontrar el precio de cualquier tipo de aceite de oliva, y nos indicarán la cadena de supermercados que lo ofrece.
El mercado del aceite de oliva es tan complejo como fascinante, funcionando de manera similar al mercado de valores. Según explica la web especializada directodelolivar.com, existen sistemas de información como Poolred en España e Ismea en Italia reflejan automáticamente y en tiempo real las transacciones de compra-venta a granel. Esto permite a productores y compradores, incluyendo distribuidores y exportadores, conocer el precio medio en origen de los diferentes tipos de aceite de oliva (virgen extra, virgen y lampante), reduciendo significativamente sus márgenes de negociación.
La lógica del mercado dicta que si una cosecha es escasa pero la demanda es alta, los precios tienden a subir, y viceversa. Sin embargo, esta dinámica no se refleja de inmediato en los precios de los supermercados. La especulación juega un papel crucial: los distribuidores pueden anticipar una mala cosecha y comprar grandes cantidades de aceite a precios bajos, almacenándolas para vender cuando los precios suban. Esto permite amortiguar la subida de precios para el consumidor final y mejorar sus márgenes de venta.
Sin embargo, puede llegar un momento en que el aceite almacenado se agote mientras la demanda sigue alta, lo que inevitablemente dispara los precios. Esta compleja interacción entre oferta, demanda y especulación determina el precio que finalmente pagan los consumidores por el aceite de oliva.