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La Navidad es esa época del año en la que todo parece un poco más cálido, donde las risas suenan más fuertes y las mesas se llenan de amigos y familiares. Sin embargo, no podemos olvidar que, para muchos, estas fechas son un recordatorio de los retos que están viviendo.
Por un lado, están quienes pasan sus días con el corazón apretado por las dificultades económicas o la soledad. Y por otro, las familias afectadas por la DANA, que se esfuerzan por reconstruir sus hogares y retomar sus vidas. Hoy, en Nochebuena, es el momento perfecto para tender la mano y hacerles saber que no están solos.
No hace falta hacer grandes donaciones o gestos desorbitados. A veces, un mensaje de cariño, un plato de comida compartido o un abrazo sincero puede traer más calor que cualquier otra cosa. La solidaridad también se vive llamando a un vecino, apuntándote a iniciativas de tu barrio o colaborando con organizaciones que trabajan en favor de los más vulnerables.
Estas fiestas, no olvidemos que el verdadero sentido de la Navidad está en la unión, la comprensión y la empatía. Se trata de mirar un poco más allá de nuestro hogar y recordar que todos formamos parte de la misma familia humana.
Esta Nochebuena, te animo a que te tomes un minuto para reflexionar, tender tu mano y ofrecer tu sonrisa a quien más lo necesite. Porque, al final, el mejor regalo de estas fechas es la esperanza compartida, esa luz que ilumina a todos por igual, sin importar los muros que nos separen o las tormentas que nos hayan sacudido.
